miércoles, 20 de abril de 2011

Despropósito Líbico

Desde que inició la intervención de la Organización del Tratado del Atlantico Norte (OTAN) en Libia, la clase política y los medios de comunicación italianos no han dejado de cuestionar el papel protagónico de Francia en las acciones militares contra el gobierno de Kedafi. Sin embargo, las críticas tienen poco que ver con lo apresurado de los bombardeos franceses, o con el abandono de la diplomacia por parte de Europa y Estados Unidos, se trata más bien de la reacción de un país que ve amenazados sus intereses en un territorio que considera como su área de influencia. En general, el malestar italiano se ha dejado sentir con fuerza en las últimas semanas, sobre todo a partir del argumento de que la Unión Europea no hace nada con respecto a la gran cantidad de migrantes que llegan todos los días a la isla siciliana de Lampedusa tratando de escapar de la guerra. El escándalo diplomático ha llegado a extremos tales, que el Ministro del Exterior italiano, Franco Frattini, ha cometido el despropósito de declarar que su país está considerando dejar la UE dada la situación imperante (desliz que rápidamente fue corregido por el Presidente de la República Giorgio Napolitano).

Arriba se sabe muy bien que el ejercicio del poder es más efectivo cuando el dominado está de acuerdo en serlo, por lo tanto, los poderosos dedican una buena parte de sus recursos en lograr la plena identificación de los gobernados con los objetivos del soberano. En este caso, políticos y medios de comunicación buscan por igual (y en buena medida consiguen) que la gente se sienta identificada con la defensa de los intereses económicos de un puñado de empresas italianas, cuyas millonarias ganancias están en riesgo frente a la actual coyuntura. Para alguien que proviene de, digámoslo así, otro contexto de sometimiento mediático, no deja de llamar la atención la manera en que se perciben los efectos del discurso dominante en las calles de un país considerado de primer mundo, es decir, la forma en que la gente de a pie (obreros, empleados, amas de casa, profesores universitarios, etc.), reproduce y hace suyo el debate que protagoniza en estos momentos la clase política italiana con respecto a la guerra en Libia.

En el mejor de los casos se trata de ignoracia bien intencionada, una especie de paternalismo crítico que no pone en tela de juicio la intervención militar en sí, sino sus formas y sus tiempos, es decir que la consideran necesaria para ayudar a Libia a alcanzar la "democracia", pero que por eso mismo debería prevalecer el humanitarismo y no el interés económico de alguna de las potencias interventoras. Por el otro lado están quienes, haciendo suyo el discurso neocolonialista de la derecha en el poder, aseguran sin tapujos que "mientras Inglaterra se queda con el gas y Francia con el petróleo, Italia se queda con la molestia de los migrantes". Al final, tratando de discutir con las más variadas opiniones sobre este punto, te das cuenta de la fuerza que pueden llegar a tener las formas modernas de sometimiento que se construyen sobre bases culturales, en particular las derivadas de aquella interpretación (no siempre explícita) de la división del mundo en desarrollo y subdesarrollo, Primer y Tercer Mundo, Civilización y Barbarie, etc.

Mientras tanto el pleito de las potencias continúa sin que ninguna de ellas repare en el despropósito de ventilar a cada minuto las antiguas diferencias. Digamos que la imagen de ese concierto de "países civilizados" asemeja cada vez más una batalla de buitres por la botín del otrora cómodo dictador. Así, entre golpes de tenedor y eructos mal disimulados, Inglaterra reconoció que desde hace tiempo manda “asesores” para “ayudar” a los rebeldes líbicos; Francia, ruborizada ante el albazo de la pérfida Albión, declaró que ya hace tiempo hacen lo propio...e ¿Italia? Tratando disimular la flatulenta indigestión de una vida política convulsionada por los escándalos de Silvio Berlusconi, Italia sostiene que lo suyo es mandar miitares a entrenar a los rebeldes, o sea que nada de “asesoría”, sino más bien un salto hacia adelanto (y al abismo) que deja atrás el histórico amor profesado por el Premier al dictador líbico.

Posdata: ¡Ah!, por cierto, como sugieren los viejos manuales, luego de cumplir fielmente con su papel durante décadas, el gobierno de Estados Unidos busca ahora un hogar para el viejo Kedafi, habrá que ver que alma caritativa se avienta el papelazo. En todo caso puede ser que los gringos se animen, digo, si acaban de exonerar al terrorista cubano Luis Posada Carriles...

martes, 19 de abril de 2011

Trento

Restiamo Umani

" Aquí, el 16 de octubre de 1946, tuvo inicio la despiadada caza de los judíos y dos mil noventa y un ciudadanos fueron llevados a una muerte feroz en los campos de exterminio nazi, donde fueron alcanzados por otros seis mil italianos víctimas del infame odio de raza"

Una placa más, esta vez en el barrio judío del centro de Roma, que recuerda a las víctimas del Holocausto. La guía, que en realidad nos mostraba el Teatro de Marcelo, hizo una pausa para explicar que de toda la gente que fue deportada en esta zona, sólo doce lograron regresar con vida...

Ese mismo día, mientras regresábamos a casa, nos enteramos que Vittorio Arrigoni, de 36 años, había sido secuestrado en la Franja de Gaza por un supuesto grupo extremista. Lo acusaban de promover vícios occidentales y exigían la liberación de algunos presos a cambio de la vida del compañero... pocas horas después fue asesinado.

A continuación compartimos un fragmento del artículo de Gorka Larrabeita, publicado en Rebelión:

Arrigoni, militante de izquierda, arribó a Gaza como representante del International Solidarity Movement en una embarcación del Gaza Freedom Movement, que dos años después desembocaría en la Flotilla de la Libertad. Lo detuvieron en noviembre de 2008 soldados del Estado israelí en aguas palestinas, lo encerraron durante seis días y luego lo expulsaron a Italia desde el aeropuerto de Tel Aviv. Todo por haberse manifestado junto a los pescadores palestinos contra el bloqueo que estrangula la Franja y sume en la miseria a cientos de familias. El 25 de diciembre de 2008 regresó a Gaza y escribió: "Orgulloso de mi pasado, despreocupado por mi presente. Porque este es el momento de esmerarse, antes que de adueñarse de un futuro fácil, retorcido cómodamente, por esas víctimas inocentes a cuyos gritos de dolor no hemos concedido atención durante un momento". Lo escribió el día de Navidad de 2008 "desde las tinieblas del asedio".

Y llegó la Operación Plomo Fundido, y Vittorio Arrigoni fue, con Alberto Arce, uno de los únicos periodistas que se quedó en Gaza. Sus crónicas para Il Manifesto fueron una ventana que asomaba al horror del linchamiento que sufría el pueblo palestino. Esos textos fueron recogidos en un libro importante que publicó Il Manifesto.

Terminada la matanza de Gaza, Vittorio se quedó en Gaza. Fue el único periodista occidental que lo hizo. Vittorio llevaba un blog. Las últimas entradas daban cuenta de las siguientes noticias: la muerte de cuatro trabajadores por el derrumbamiento de uno de los túneles excavados por los palestinos en la frontera de Rafah; las declaraciones de Berlusconi comprometiéndose a impedir la partida de la Flotilla de la Libertad para Gaza; el ingreso en el hospital de Mubarak y el pogromo de la aldea palestina de Awarta, asediada durante 31 días tras la matanza de cinco colonos en el asentamiento ilegal de Itamar.

En Rebelión tradujimos unos cuantos textos suyos. En medio del infierno de Gaza, sus crónicas terminaban con una frase preciosa -"Restiamo umani"-, que dio título a su libro, y que resulta difícil de traducir. Podía ser "sigamos siendo humanos"; "mantengamos la humanidad"; "seamos humanos". Ninguna de las soluciones convencía, pues siempre se escapaba algo de esa frase italiana, que encerraba herméticamente en dos palabras un salvavidas contra la injusticia, el dolor y el horror que sufría y sigue sufriendo Gaza y Palestina. Restiamo umani. Adiós, Arrigoni. Viva la Flotilla de la Libertad... (fin de la cita)

En medio de la estridencia mediática característica de este país, prominentes miembros de la clase política italiana se han manifestado frente al asesinato de Vittorio, siempre con extremo cuidado de no hablar de lo que este activista hacía en Palestina. Mientras tanto, reporteros y comentaristas de todo tipo, se tomaron la libertad de usar el caso del compañero como una especie de terrible ejemplo de lo-que-puede-pasar-si-eres-solidario. Curiosamente el efecto ha sido completamente diverso, pues desde distintos espacios se están promoviendo eventos para recordar al compañero y, sobre todo, para retomar la bandera de la liberación del pueblo palestino.